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Cortesía de IDRC / CDRI; Fotógrafo Sitoo Mukerji
Encontrando Agua en el Cielo
El Desierto de Atacama es uno de los lugares más secos de la tierra. El agua es escasa e incluso hay áreas en donde nunca se ha registrado lluvia. La carencia de agua hace que sea difícil la vida en el Atacama, a pesar de esto, más de un millón de personas viven allí.
Un lugar en donde la gente consigue el agua que necesitan para sobrevivir es el cielo.
La lluvia es poco común, pero la niebla, que los chilenos llaman camanchaca, regularmente cubre el cielo del Desierto Atacama cerca de la costa. Y la niebla está hecha de agua. Mediante la extracción de agua de la niebla, algunas de las personas que viven en el desierto de Atacama pueden conseguir el agua que necesitan.
Las personas que viven allí han estado extrayendo agua de la niebla por más de una década, mediante el uso de pantallas grandes de malla fina. El agua se condensa en las pantallas, que cuelgan verticalmente. Entonces las gotas de agua gotean en canales hacia abajo. Las tuberías llevan el agua de las pantallas y de los canales a donde será usada. El primer proyecto fue instalado en la montaña de EL Tofo en Chile, con la ayuda del Centro de Investigación Internacional de Desarrollo de Canadá. La idea ha alcanzado gran popularidad y ahora hay extractores de niebla instalados en 25 países en África, Sur y Centro America, el Caribe, y Asia.
¿Cuánta agua puede obtenerse de la niebla? Una facilidad de extracción de niebla en Falda Verde, en el norte de Chile, recoge un promedio aproximado de 430 litros de agua por día a partir de 6 recolectores. En La Ventosa, Guatemala, cuatro grandes colectores producen cerca de 800 litros por día.
La gente en el Atacama también tiene una larga historia en la recolección de agua del aire. Por centenares de años, los indígenas en los Andes cosecharon agua del aire capturando el rocío de la mañana. Cavaron hoyos en la tierra para sostener recipientes e hicieron embudos de ramas para canalizar el agua hacia los recipientes. Las cobertura que generaban las ramas y las hojas evitaban que el agua se evaporara. La trampa recolectora de agua se dejaba y el agua era recogida por la mañana después de que se formara el rocío.