Monóxido de carbono - CO
El monóxido de carbono es un gas incoloro, inodoro e insípido. Es además inflamable y bastante tóxico para los seres humanos y otros seres vivos que respiran oxígeno. Una molécula de monóxido de carbono (CO) está compuesta por un átomo de carbono y uno de oxígeno.
El monóxido de carbono está presente en la atmósfera terrestre en muy bajas concentraciones. La concentración promedio de CO en la troposfera de la tierra es de alrededor 100 ppb (partículas por miles de millones, lo que quiere decir que cien moléculas de cada mil millones de moléculas de aire son de monóxido de carbono) aunque aire particularmente limpio pueden presentar concentraciones inferiores a 50 ppb. El monóxido de carbono tiene una “vida útil” de varios meses en la atmósfera terrestre. En ocasiones, el gas reacciona con el oxígeno (O2) para formar bióxido de carbono (CO2).
Entre las fuentes naturales de monóxido de carbono en la atmósfera terrestre se pueden mencionar volcanes e incendios forestales. Los gases volcánicos contienen entre 0.01 y un 2% de monóxido de carbono. Los seres humanos contribuyen con grandes cantidades de CO a nuestra atmósfera, principalmente como resultado de las emisiones de los automóviles. El monóxido de carbono es el gas contaminante en mayor abundancia en lo que a masa se refiere. Los niveles que alcanza, en una zona urbana típica, son de alrededor de 10 ppm (partículas por millón), cerca de 100 veces más que en toda la atmósfera terrestre. En zonas con demasiado tráfico, los niveles de CO pueden llegar hasta 50 ppm. La principal fuente de CO producida por el hombre corresponde a ciertos procesos industriales, junto a la quema de combustible fósil y biomasa. En los Estados Unidos, alrededor de 2/3 de las emisiones de monóxido de carbono provienen de los automóviles. Los científicos calculan que la producción total anual de este gas, por parte de los seres humanos y de la naturaleza, es de dos a cinco miles de millones de toneladas.
El monóxido de carbono es un compuesto relativamente no reactivo, por lo que no presenta una gran amenaza para las plantas o materiales expuestos. Sin embargo, es bastante tóxico para los humanos y para otras criaturas que respiran aire y necesitan oxígeno. La hemoglobina, que es la proteína de la sangre que lleva oxígeno de los pulmones a las células del cuerpo, es 200 veces más propensa a unirse al monóxido de carbono que al oxígeno, lo que significa que es posible que la hemoglobina de alguien que respira CO en exceso se sature con este gas, imposibilitando la entrega de oxígeno a las células.
A menudo el monóxido de carbono es uel producto de una combustión incompleta. Ante la falta de oxígeno, o exceso de carbono, al quemarse algo, la combustión produce monóxido de carbono (CO) en vez de bióxido de carbono (CO2). Los faroles y estufas a parafina, en espacios cerrados sin una ventilación adecuada, pueden generar peligrosos niveles de monóxido de carbono.
Puesto que el CO requiere más tiempo para mezclarse por completo en la troposfera que el que sobreviven las típicas moléculas de CO (antes de ser oxidadas a CO2), el monóxido de carbono presenta concentraciones elevadas en las fuentes (lugares en donde se crea o se libera a la atmósfera) o nulas en los depósitos (lugares en los que se destruye o es removido de la atmósfera). Por consiguiente, las medidas mundiales de concentraciones de CO pueden ayudar a localizar las fuentes y los depósitos de este gas.
El monóxido de carbono contribuye de manera indirecta a la acumulación de algunos gases invernadero en la troposfera. Reacciona con otros químicos que de otra manera destruyen metano y ozono, ayudando así a elevar las concentraciones de estos gases.
Aunque la molécula de CO que se muestra en el dibujo de esta página tiene un doble enlace, el enlace en el CO es poco usual. El enlace entre un átomo de oxígeno y uno de carbono forma parte de un híbrido que puede ser considerado, a veces, como un enlace simple, doble o triple.
El monóxido de carbono también se encuentra fuera de la Tierra. Ha sido detectado en nebulosas gaseosas, en atmósferas de otros planetas y en el hielo de los cometas.