Paseo al observatorio
Hola, soy Travis Metcalfe, astrónomo del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas en Boulder, Colorado, EE.UU. Decidí hacer este corto video para todas aquellas personas que se preguntan cómo sería hacer un paseo a un Observatorio y usar los telescopios. Como parte de mi investigación para aprender más acerca del interior de las estrellas, a pricipios del año 2006, me autorizaron 7 noches de tiempo de observación en el Observatorio McDonald, al oeste de Texas.
Mi viaje comenzó con mi despegue desde Denver, volando sobre las praderas amarillas de Colorado hacia la bella ciudad de Austin, Texas, en donde me esperaba un colega, en la Universidad.
Desde Austin, son aproximadamente 8 horas de manejo para llegar hasta el Observatorio. Durante nuestro viaje, atravesamos lo que solían ser campos muy extensos llenos de bombas de petróleo, que se extendían hasta que se perdían de vista. Pero durante los últimos años, poco a poco, las perforadoras han ido siendo sustituidas por vastos campos de turbinas de viento. Esta parte del recorrido pasó a ser mi parte favorita del trayecto, ya que no dejo de pensar que toda esa fuente de energía proviene de nuestra propia estrella, el Sol.
Poco después de pasar las granjas de viento, el paisaje comienza a hacerse cada vez más montañoso. La mayoría de los observatorios se construyen en áreas remotas, lejos de las luces de las ciudades, y generalmente a grandes elevaciones, a fin de estar sobre la atmósfera de la Tierra lo más posible.
Justo al pie de la montaña donde se encuentra el domo del Observatorio, nos registramos en el Hospedaje de Astrónomos, en donde pasaremos la mayor parte de los días durmiendo en una pequeña y muy cómoda habitación, con persianas de metal que bloquean el bello paisaje.
Todos los días, el personal de la cocina prepara bocadillos para la cena, y mantiene un refrigerador lleno de víveres para el desayuno y merienda nocturna. Durante la hora de la cena, los astrónomos nos sentamos juntos y conversamos acerca de nuestros proyectos individuales, la calidad del estado del tiempo y la atmósfera de la noche anterior, así como acerca de la posibilidad de continuar teniendo buenas condiciones de observación.
Después de cenar, comenzamos nuestra jornada de trabajo caminando y subiendo la montaña que nos llevará hasta el domo del Observatorio. Estaremos usando el primer telescopio que se haya construido en esta montaña, en el año de 1930.
Una de las cosas que más me gusta del Observatorio McDonald, es que los astrónomos son los que operan los telescopios. La mayoría de los observatorios tiene técnicos entrenados que operan los telescopios y el domo, moviendo el telescopio de un lado a otro de acuerdo a lo indique el astrónomo. En este observatorio tenemos la oportunidad de estar más cerca del cielo, moviendo el telescopio desde una consola que está situada en el piso dentro del domo. El pedestal inclinado está alineado con el eje de rotación de la Tierra, de manera que el pequeño motor nos permita seguir las estrellas, a medida que éstas se mueven a lo largo del cielo. Nuestros instrumentos están básicamente compuestos por una cámara digital sofisticada, la cual se encuentra al extremo del telescopio.
Cuando finalmente el Sol se pone, caminamos alrededor del domo para ver cómo está el clima. Es una bella y clara noche en el oeste de Texas.
Aún cuando durante la noche, ocasionalmente salimos a revisar el cielo y la cantidad de nubes, la mayor parte del tiempo estamos en el cuarto de control, justo al lado del piso del domo. Durante las próximas 10 horas estaremos sentados frente a las pantallas de las computadoras, mientras escuchamos música y hablamos de nuestra ciencia.
Una vez que el telescopio se encuentra apuntando hacia nuestro objetivo, comenzamos a tomar fotos digitales de un pequeño pedazo de cielo que consta de unas pocas estrellas. Cada 10 segundos tomamos una fotografía, y usamos nuestro propio software para analizar las imágenes. Esto nos permite monitorear el efecto de la atmósfera, lo cual hace que las imágenes se vean un poco borrosas. También monitoreamos cuán bien enfocado está el telescopio, de manera de poder hacer pequeños cambios y mejorar la calidad de las observaciones.
Nuestro proyecto de investigación requiere que a lo largo de la noche, monitoreemos la cantidad de luz que proviene de lo que es nuestro objetivo. Podemos ver que, en un patrón regular, la estrella emite más luz, después menos luz,. Mediante el análisis de este patrón, aprendemos acerca del interior de la estrella.
La tarde siguiente, damos un vistazo a las observaciones, a fin de determinar si necesitamos cambiar cualquier cosa antes de la noche, a fin de lograr nuestras metas específicas. Si tenemos algo de tiempo antes de la cena, es posible que nos permitamos un par de minutos para disfrutar de la bella vista que hay desde la cima de esta montaña.
Tras una semana en el Observatorio, si somos afortunados con el estado del tiempo, durante aproximadamente los próximos seis meses, y una vez que estemos de regreso en Boulder, tendremos suficiente información para analizar e interpretar.