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Hermes y el Nacimiento de Dionisio
Hermes era el travieso entre los dioses. Pero, a pesar de sus travesuras, se ganó el cariño de todos los dioses debido a su alegría, inocencia y disposición para ayudar. Ayudó particularmente a Zeus, su padre, y se convirtió en su mensajero oficial y su asistente de confianza. Fue Hermes quién condujo la manada de Agenor, con Zeus disfrazado de toro entre ellos camino hacia la princesa Europa, en las costas Fenicias del Mediterráneo. Fue Hermes quien durmió a Argos, y luego lo mató para liberar a Io. Hermes vino al rescate de su padre cuando ocurrió el nacimiento de Dionisio, el dios del vino. Semela era la hija de Cadmus, hermano de Europa, y Harmonía, hija de Afrodita y Ares.
Zeus vió a Semele un día de primavera y, como de costumbre, se enamoró de ella. Zeus vino hacia ella con una vestimenta simple, la sedujo y se la ganó. La esposa celosa de Zeus, Hera, planificó una venganza contra la nueva rival por los afectos de su esposo. Ella se disfrazó de la enfermera vieja de Semele, y, como una sirvienta fiel, le sugirió a Semele que tal vez su amante no era quién decía que era. Semele tenía que saber, así que hizo que Zeus le prometiera que la próxima vez que se vieran él aparecería en toda su gloria, para así probarle de que era quién decía que era. "¡Mátame si puedes con un abrazo divino y fiero!" ella le gritó. En este momento Semele ya estaba embarazada de Zeus con el bebé Dionisio. Zeus, que había jurado por el sagrado río Estigia darle a Semele todo lo que deseara, no tuvo otro remedio que venir tal y como Semele le había pedido. Vestido con todo su esplendor, incluyendo relámpagos y truenos, Zeus entró en el cuarto de Semele, la abrazó con una radiación divina y en un instante ella fue consumida a cenizas. Mientras Semele era consumida en un éxtasis radiante, Zeus sacó al infante Dionisio de su matriz, y se lo cosió a un muslo. En el tiempo apropiado Zeus dió a luz a Dionisio desde su muslo-matriz, con la ayuda de Ilitia, y Dionisio volvió a nacer. Para proteger a Dionisio de la hostilidad de su esposa celosa Hera, Zeus le confió el infante a su hijo y sirviente leal Hermes, quién lo llevó a Orchomenus y lo colocó al cuidado de Io la hermana de Semele.