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Corrientes del Océano Ártico
Para entender la dinámica del Océano Ártico y su impactos en las áreas cercanas y sobre el clima global , se deben entender los fundamentos del sistema. Agua fría y relativamente fresca (baja salinidad) llega al Océano Pacífico a través del Estrecho de Bering. Esta agua se encuentra con más agua fresca proveniente de los ríos de Siberia y Canadá y es arrastrada hacia el giro Beaufort, donde los vientos impulsan el agua en una rotación en dirección horaria. Cuando los vientos disminuyen, el giro se debilita, y agua fresca escapa del giro hacia el Océano Atlántico Norte. Por supuesto, el agua puede moverse en las dos direcciones, y agua del Atlántico Norte llega Océano Ártico. Esta agua es más cálida y más salada. Debido a su mayor salinidad, es más densa y se hunde bajo las aguas del Ártico. Esto parece ser el curso “normal” del agua moviéndose desde y hacia la región Ártica.Al mismo tiempo que el agua llega al sistema Ártico, es retenida en el giro Beaufort y escapa al Atlántico Norte, hielo es producido al inicio de este proceso. Aire muy frío proveniente del interior de Alaska congela el agua entrando al Ártico cuando esta pasa por el Estrecho de Bering. El aire frío congela el agua formando hielo marino, que el viento empuja hacia la cuenca del Océano Ártico, dejando espacio para que se forme más hielo. Este proceso es frecuentemente llamado “la fábrica de hielo” del Ártico. Cuando el hielo es creado, la sal es liberada en el resto del agua no congelada. Esta agua superficial se hace muy salada y densa, y se hunde formando una capa conocida como la Haloclina. Debido a esto, las aguas del Ártico están estratificadas, con la capa superior formada por agua fría y fresca, una capa intermedia (la haloclina) salda y fría, y una capa más profunda de agua cálida y salada que ha llegado del Atlántico. Esta estratificación de las aguas del Ártico es esencial para la supervivencia del hielo marino. Sin la capa haloclina actuando como una barrera, agua cálida y salada del Atlántico entraría al Ártico y derretiría el hielo existente.
En la última década los científicos han llegado a ser cada vez más conscientes del impacto de la región Ártica sobre el clima mundial. El derretimiento del hielo marino debido al incremento de las temperaturas globales es una grave preocupación. Que algo de agua escape del giro Beaufort al Atlántico Norte es de esperar por los procesos naturales discutidos. Sin embargo, con el incremento de agua fresca (debida al derretimiento del hielo marino) siendo agregada a este remolino, más y más agua fresca esta escapando hacia el Atlántico, y muchos científicos creen que esto podría convertirse en un problema mayor, provocando cambios climáticos importantes en Norte América y Europa Oeste. Normalmente, estas regiones tienen climas atemperados por el sistema de corrientes llamado la Correa Transportadora Oceánica Global, que transporta calor y agua alrededor de todo el mundo, y cuando pasa por Norte América y Europa Oeste las calienta a través de la liberación del calor recogido en los trópicos. Si la capa de agua fresca en la superficie del Atlántico Norte fuera mayor de lo normal, los científicos creen que podría actuar como una barrera (tal como hace en el Océano Ártico), obstaculizando la liberación del calor (y por tanto causando temperaturas más frías en Norte América y Europa).
Durante la década pasada se ha dedicado mucho esfuerzo y recursos a la investigación del Ártico. Lo que se ha descubierto será una parte integral de nuestro entendimiento de la dinámica del sistema Ártico, y de las proyecciones sobre el océano global, atmósfera y clima. La región Ártica presenta una serie de retos para los investigadores – fuertes vientos, muy bajas temperaturas y una gruesa capa de hielo hacen que sea muy difícil estudiar esta parte del mundo. Así que para explorar las corrientes Árticas, los científicos tienen que ser muy creativos. Desde vehículos autónomos submarinos con nuevos sistemas de navegación recientemente desarrollados especialmente hechos para la exploración Ártica, a un dispositivo experimental diseñado para monitorear el flujo de agua fresca del Ártico al Atlántico Norte , los científicos han tenido que adaptar o inventar nuevas técnicas o instrumentos para estudiar el Ártico. Ahora una nueva herramienta -- Perfiladores Anclados al Hielo (ITPs, por sus siglas en Inglés) -- ofrece a los investigadores una nueva manera de medir temperatura, salinidad y otras propiedades del agua a medida que viajan arriba y abajo por un cable colgando hasta profundidades de 800 metros (~0.5 millas) en el Océano Ártico. También pueden medir corrientes mientras derivan por el Ártico. Aunque estos flotadores no substituyen las mediciones en persona, pueden tomar mediciones durante todo el año en muchas áreas remotas o peligrosas para las expediciones (¡por supuesto, son a prueba de osos polares!). De hecho, los ITPs toman las mediciones y envían los datos a través de satélites para que los científicos puedan tener acceso a ellos en cualquier lugar del mundo. Los ITPs son un paso más en la investigación que eventualmente arrojará más luz sobre el Océano Ártico, sus corrientes, y su papel en los climas regionales y globales.