Lluvia ácida
Lluvia ácida es el término general que se usa para describir los diferentes tipos de contaminación por aire ácido. Aún cuando algunos contaminantes ácidos regresan directamente a la Tierra, gran cantidad de ellos regresan en forma de lluvia, nieve, aguanieve, granizo, o niebla; de ahí el término lluvia ácida. Eventualmente, la mayoría de los ingredientes ácidos queda depositado debido a que son solubles en agua y llegan a las gotas en la atmósfera.
Cuando las plantas de energía, fábricas, viviendas, y automóviles liberan contaminación hacia la atmósfera, ésta contiene químicos conocidos como bióxido de sulfuro y óxidos de nitrógeno. Algunas veces, estos químicos regresan al suelo. A esto se le conoce como deposición seca. El resto de las veces, se mezclan con agua (humedad) en el aire y forman ácidos. Una vez que estos ácidos se han formado, el viento puede transportarlos largas distancias, y depositarlas en forma de lluvia, nieve o granizo. Esto es lo que se conoce como lluvia ácida.
Durante los años 70, los científicos de Suecia y Noruega comenzaron a notar que la lluvia ácida dañaba sus árboles y agua fresca. La mayoría de la lluvia ácida se debía a contaminación transportada por el aire y proveniente de otros países, particularmente del Reino Unido. Después de esto, la lluvia ácida fue considerada un problema internacional.
La lluvia ácida ejerce impactos negativos sobre los ecositemas del medio ambiente. Donde quiera que cae, acidifica los suelos y el agua, dañando y matando plantas y animales. La acidificación de la superficie del agua puede implicarla disminución o desaparición de poblaciones de peces y otras especies acuáticas incluyendo ranas, caracoles y cangrejos. La lluvia ácida también puede afectar los árboles, generalmente debilitándolos mediante daño a su follaje. La lluvia ácida es capaz de disolver, de forma gradual, edificaciones hechas en piedra tales como piedra caliza y mármol.